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¿Por qué la izquierda en las Universidades?

 

https://www.youtube.com/watch?v=8UVUnUnWfHI

20.10.2020

Fuente: N. Zuercher Zeitung, Zurich, artículo de René Scheu y Stanford, del 20.3.2019

Ofrecemos algunas afirmaciones de Niall Ferguson sobre la cultura en las universidades: «Como extremista de derecha eres un nazi en potencia. Los comunistas, por otro lado, son socialdemócratas moralmente limpios “.

¿Qué pasa?

Es uno de los historiadores más importantes del presente. En una gran entrevista, Niall Ferguson ajusta cuentas con el pensamiento de muchos colegas: revela cómo la izquierda ha copado las universidades anglosajonas. Y cómo los que hablan constantemente de inclusión excluyen sistemáticamente a los que piensan de manera diferente.

No se trata de un problema intelectual, sino moral: la hipersensibilidad de los estudiantes o el temor de que las ideas puedan herir hace que los jóvenes ya no quieran escuchar ni afrontar ideas que no les caen bien. Los estudiantes se han convertido en copos de nieve que necesitan ser protegidos de los pensamientos peligrosos (de la derecha) – y esto en las universidades, que en última instancia existen con el único propósito de permitir un libre intercambio de ideas.

El cambio de talante que se ha producido en los últimos treinta años es profundo. Tengo que decirlo de forma simple y directa: la izquierda se ha hecho con el poder y control. Y ellos, que en teoría defienden la inclusión, en la práctica han excluido sistemáticamente a todos los que piensan de manera diferente.

Valoración de la antigua élite

Esta élite no era tan buena. Los académicos conservadores y liberales son contemporáneos caóticos y bastante pésimos en la planificación del seguimiento académico. Están ocupados con sus estudios, escriben libros y apenas se preocupan por la política del poder.

Los llamados progresistas son diferentes – a menudo son unos verdaderos arribistas, y sus escritos son simplemente un medio para lograr su fin. Es por eso que a menudo presentan ensayos y libros realmente pésimos. Pero eso no importa, porque lo que se aprecia es el origen correcto. Hoy en día, cuando un profesor de historia alemana moderna se retira de una facultad americana, es reemplazado por una joven profesora especializada en historia de los pueblos americanos autóctonos. Y no es que esté montando mi teoría sobre el asunto – sino que he pasado treinta años observando muy de cerca lo que estaba pasando. El concepto de diversidad ha cambiado esencialmente, convirtiéndose en su opuesto.

El profesor como activista es el modelo a seguir, que se ha impuesto. La izquierda perdió la lucha en la Economía en la década de 1980 – lo cual se hizo más evidente tras la caída del Muro de Berlín. Pero lo que permaneció oculto durante mucho tiempo fue el hecho, de que incluso entonces, la izquierda tuvo mucho éxito en su lucha cultural contra el ´Establishment´. En esto encontró apoyo en la Escuela de Frankfurt, en Michel Foucault y en la Teoría Francesa – y en algún momento fueron inventados los estudios sociales de lamentos y quejas como una disciplina con aires científicos.

Infiltración de la izquierda en el Estado

No fue, por tanto, una revolución desde abajo, sino desde arriba. Fue una revolución de los representantes de las minorías y de aquellos que, por convicción o cobardía, optaron por apoyarla. Y lo que ha sucedido en el mundo académico durante, los últimos treinta años, está sucediendo ahora en las administraciones estatales y, cada vez más, en las empresas que cotizadas en bolsa.

Se trata, en efecto, de una cuestión de integridad intelectual. La mayoría prefieren al apoyo en silencio, y algunos lo hacen públicamente, por ejemplo, en la ˇ Intellectual dark web´. Pero los que se atreven a hablar son claramente una minoría.

 La lógica que se sigue es así: los que están en contra de la ortodoxia políticamente correcta son racistas. Y cualquiera que apoye a un racista o no se distancie claramente de él, es racista él mismo. Se necesita cierto coraje para enfrentarse a esta lógica de calumnias, poniendo en juego la propia reputación.

A este propósito se me ocurre un caso especialmente divertido: Peter Boghossian, profesor de Filosofía de la Universidad Estatal de Portland, junto con dos colegas, publicó una veintena de artículos falsos en revistas de humanidades, con el fin de condenarlos como algo ideológicamente opuesto a la ciencia. En lugar de criticar a los editores de las revistas, Boghossian mismo fue atacado, incluso por su propia universidad. Po reste motivo, Steven Pinker, Jordan Peterson, yo mismo y algunos otros intrépidos dirigimos una carta a la Universidad de Portland con el propósito de salvar el honor de Boghossian.

 

Comentario adicional de Peter Kopa:

La identificación esencial de la izquierda socio-política está en su ateísmo materialista, como una ideología al menos tan mala como el nazismo, que sin embargo ejerce cierta seducción sobre espíritus débiles, porque les dá la aparente libertad de pensar que no hay imperativos morales ni leyes que limiten su comportamiento.

 

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