Peter Kopa, Junio 2020
https://www.youtube.com/watch?v=dEu757iLUJo
Corona virus as weapon to control the world? https://www.youtube.com/watch?v=yHM3DAnG7vs
https://www.youtube.com/watch?v=lOUcXK_7d_c
https://www.youtube.com/watch?v=w_ybzC2wP7Q
https://www.youtube.com/watch?v=_Hy9eIjkmOM
Un poco de historia
Vivo en Praga desde 1991 y cada vez que tomo el metro en la estación Hradcanska veo una frase lapidaria, labrada en cerámica en los tiempos del comunismo, que reza así: ´ Todo poder en la República Checoeslovaca pertenece a la clase trabajadora´. Tantas veces me dije a mí mismo, que esto tengo que transformarlo en un pequeño estudio sobre el poder del pueblo, de la masa humana. La inscripción citada sugiere la idea de la superioridad absoluta de la base, como un poder que a la larga o a la corta se impone contra cualquier autoridad opresora o manipuladora.
Lastimosamente, esto no es así, porque requeriría en cada individuo una sólida formación en las doctrinas de la dignidad espiritual del hombre, y, a la vez, unas virtudes humanas extraordinarias. Ambos elementos podrían efectivamente asegurar el predominio del pueblo y asegurar un gobierno democrático puro. Pero la realidad es que el hombre se ha portado en la historia más bien como una oveja dócil, a la que se le ha podido esquilar, aprovechar su leche y su carne, por parte de la autoridad política o de grupos de interés. Y esto ha sido así casi siempre, con sus más y sus menos.
Desde los albores de la civilización, el hombre, como ser racional y libre, ha tenido la necesidad de vivir en sociedad, con el fin de lograr las condiciones para su subsistencia material, cultural y espiritual Las primeras formas de cohesión ha sido la tribu, que podía estar formada por varias familias e inicialmente eran nómadas, hasta que han aprendido a cultivar sus alimentos y someter a algunos animales a la cría doméstica. La evolución ulterior durante cientos de miles de años llega hasta nuestros días, donde los contingentes humanos pueden ser cientos de millones conformando una sola nación. El progreso en los conocimientos y técnicas ha dado lugar, paulatinamente, a una estructuración muy sofisticada, tal como se puede ver en el actual Estado de Derecho, que es una nación o varias, unidas por una común historia, lengua, etnia etc., si bien estos elementos han sido relativizados últimamente debido a la gran movilidad geográfica de las masas, buscando siempre mejores condiciones de vida.
Práctica del control de la masa humana
Edward Bernays, pariente cercano de Sigmund Freud, sentó las bases teóricas de la propaganda moderna y de la influencia que ejerce una autoridad sobre la masa humana, sea esta una nación, un mercado económico, un ejército, un grupo racial etc. Escribió lo siguiente:
„La manipulación consciente e inteligente de los hábitos organizados y de las opiniones de las masas es un elemento importante en la sociedad democrática. Aquellos que manipulan este mecanismo invisible de la sociedad constituyen un gobierno invisible, que es el verdadero poder gobernante en un país. Al ser gobernados, nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos formados, nuestras ideas sugeridas, en gran parte, por hombres de los que nunca hemos oído hablar. En casi todos los actos de nuestra vida diaria, ya sea en la esfera de la política o de los negocios, en nuestra conducta social o en nuestro pensamiento ético, estamos dominados por un grupo relativamente pequeño de personas que conocen los procesos mentales y los patrones sociales de las masas. Son ellos los que tiran de los hilos que controlan la mente del público, para aprovechar las viejas dinámicas sociales y crear nuevas formas de atar y guiar el mundo “.
El miedo como primera arma de manipulación
Desde siempre, la autoridad ha creado un escenario de miedo para afianzar su propio poder. Lo han hecho los egipcios y todas las grandes civilizaciones. Generalmente el miedo se creaba bien por la pasividad del gobierno ante un ataque enemigo previsto -que dejaba en la memoria el miedo a futuros asaltos – o bien el ataque se provocaba para obtener el mismo fin. Otra alternativa era crear leyes injustas con el fin de someter a la población a un comportamiento determinado. Esto lo han hechos todos los reyes y césares déspotas, como, por ejemplo, la matanza de cristianos en Roma que no ofrecían sacrificios al César como persona divina. Y desde febrero 2020 vemos cómo el miedo al contagio con el corona virus es capaz de paralizar al mundo entero, al menos por un corto periodo.
Dando un gran salto, encontramos lo mismo desde 1917 en Rusia, en las liquidaciones de Stalin y en el Nazismo, cuyos gurús propagandísticos se han apoyado en Edward Bernays y en otros, instaurando quizás por primera vez un verdadero lavado de cerebros. Goebbels decía que, a fuerza de repetir cien veces una falsedad, al fin la base del pueblo termina por aceptarla como una verdad, convirtiéndose así en los corderos y lobos que han sido destinados a uno de los más crueles mataderos políticos y bélicos de la historia.
La sofisticación de la manipulación
Desde la segunda guerra mundial se ha revelado mucho más eficaz que el miedo, el lavado del cerebro, es decir, la reprogramación del raciocinio del hombre para lograr un comportamiento previamente determinado, bien por el Estado o por grupos de presión internacional que han ganado muchísimo poder en este periodo. Me remito aquí a mi artículo, en este thinktank, sobre las mentiras mediáticas y sobre el control de la economía mundial. Por ejemplo, un polo de poder arrollador es el así llamado ´mainstream´ mediático, que controla alrededor del 80% de la opinión pública mundial, cuyas ramificaciones de control terminan en seis grandes empresas. Más sobre esto en Wikipedia, poniendo en el buscador ˇConcentration of media ownership worldwide´. En este monstruo mediático está también Hollywood y las grandes productoras de cine, está también Google, Twitter y Facebook. Como es bien sabido, a principios de junio 2020 el presidente Trump ha metido a estas tres empresas digitales en camisa de siete varas, porque ya no podrán censurar o quitar o poner a su gusto su contenido, porque cumplen una función de servicio público.
Las técnicas manipulativas son, por ejemplo:
Convencer mediante películas de gran taquilla, mediante videos etc. que la mujer tiene derecho a cuidar su salud reproductiva, como un principio absoluto. De ahí se justifica erróneamente su derecho de matar al propio hijo engendrado en su seno, el derecho a todo tipo de medios anticonceptivos etc. Ahora mismo, instrumentalizándolo como arma arrojadiza, dicen que el covid 19 exige que las mujeres aborten cuanto antes, pretendiendo lograr incluso una obligación legal. El léxico utilizado es muy engañoso, evitando utilizar la palabra ´aborto´ o ´matar al feto´, sino que se utilizan eufemismos para confundir los espíritus inocentes, ingenuos o ignorantes.
Hace pocos años nos hemos quedado perplejos cómo, de repente, el mainstream hace una Campaňa a favor de los homosexuales, cuyas uniones pretenden equiparar al matrimonio heterosexual. Se busca así hacer desaparecer a la familia y que los hijos pasen a manos de la educación estatal, como una ovejita que mucho antes de su madurez va a ser entrenada en la relación sexual y en la elección del propio sexo. Se trata de una injerencia criminal para masacrar a la familia y fomentar el divorcio.
Otra estrategia es pretender imponer la globalización mediante la UE y otras organizaciones de las Naciones Unidas. Es un problema enorme cuando estas organizaciones pierden su neutralidad ideológica, porque se transforman de facto en una maquinaria que fomenta el marxismo y acepta ser mantenida por mecenas particulares, como Soros y Bill Gates, lo cual lleva a que se conviertan en de implantación del así llamado nuevo orden mundial (el New World Order). Se comprende que el presidente Trump no quiera seguir fomentando estas organizaciones -muy especialmente la Organización Mundial de la Salud- con el dinero de los contribuyentes en USA.
Divide y vencerás
La aplicación del antiguo principio del ´divide y vencerás´ es lamentablemente muy actual . Si bien el filósofo alemán Fichte ha estilizado filosóficamente este principio como la tesis, antítesis y síntesis, la estrategia misma ya ha sido aplicada desde los comienzos de la historia, como medio para debilitar al contrario. Lo que más destruye a una nación o a cualquier organización, es la pérdida de su unidad interna, es decir cuando algunas partes comienzan a perseguir fines distintos. En los últimos dos siglos, el Imperio Británico ha bautizado esta estrategia como el ´balance of power´, que significaba que ningún poder político se encumbre por encima de nuestro poder, para así poder mantener el control mundial. Luego este sistema fue seguido por la Revolución Rusa desde 1917, introduciendo la división de clases sociales para enfrentar la una contra la otra. Debido a que en los países de la OECD han desaparecido la clase de pobres como masa crítica con relevancia política, el ´mainstream ‘y los marxistas de hoy pretenden imponer la oposición entre los sexos, la división entre la familia tradicional y las uniones homosexuales, el vocabulario ´políticamente correcto´ contra los contenidos conceptuales verdaderos como, por ejemplo las palabras justicia social, gay, gender o género, salud reproductiva de la mujer (lo políticamente correcto es entender que incluye el derecho al aborto) etc.
El levantamiento de las masas
Inicialmente dije que las masas se comportan como ovejas dóciles a los silbidos del pastor, por más malo que sea. Debo corregirme porque la historia nos brinda también muchos ejemplos de reacciones de todo tipo, hasta heroicas, en donde los hombres y las mujeres, fieles a su conciencia, se han dejado la vida, como es el caso de la insurrección de los Macabeos en el Antiguo Testamento, o la entrega de la vida de miles de cristianos durante los dos primeros siglos de nuestra era, en Roma, por no querer reconocer la divinidad del César. Y me dejo en el tintero muchos otros levantamientos análogos incluso en situaciones sin esperanza, como los conatos de oposición contra los bolcheviques en Rusia, la oposición de los católicos contra el Nazismo etc. Y no puedo dejar de mencionar el glorioso levantamiento de los católicos en Méjico contra el Estado de inspiración masónica, que de hecho perseguía a la Iglesia. Otra página gloriosa es la guerra civil española de 1936 al 1938, con un saldo algo mayor de muertos que en Méjico: 350 mil, entre ellos ocho obispos y miles de sacerdotes y monjas.
El denominador común de estas oposiciones es que los protagonistas han sido personas que tenían un ideal de vida trascendente, enraizado en firmes principios que había que defender hasta con la entrega de la vida. Port tanto, hoy, el primer frente de lucha contra las manipulaciones y controles de todo tipo -tanto del Estado como de ciertos grupos poder mundial- es cuidar el propio perfil de convicciones y valores. Si esto no existe, da todo igual y el hombre se convierte en oveja o tonto útil. En segundo lugar, hay que dedicar interés y tiempo para identificar fuentes de información alternativas, que, sin ignorar los hechos, dejan al menos a cargo del lector la interpretación de los mismos. Es decir, hay que adquirir un agudo espíritu crítico para saber cribar las informaciones del ´mainstream´. Y, a partir de aquí, surgirán espontáneas todo tipo de iniciativas de difusión de una visión más verdadera de las cosas que en primer lugar tendrá que desenmascarar las mentiras, que tantas veces crean consternación innecesaria, como es el caso del medio ambiente: hay que difundir lo que demuestran científicos especialistas, a los que se tiene cerrada la boca porque dice cosas que no son ´políticamente correctas´ para el ´mainstream´.
Por ejemplo, en Alemania y en tantos países europeas, la así llamada pandemia proclamada por la OMS, ha provocado la aparición de miles de iniciativas que cuestionan las medidas desproporcionadas adoptadas por el Gobierno, sacudiendo en sus bases la gran confianza que el pueblo alemán tenía en sus instituciones oficiales. Este proceso ha logrado ya ahora revolver totalmente el clima político, dando más apoyo a partidos que no se venden ni al globalismo, ni a la UE, ni a los grupos de poder económico.
Testimonio de un soldado alemán.
Es importante darse cuenta de que aquellos que han vivido el surgimiento de gobiernos opresivos, rara vez se han dado cuenta de la peligrosa situación en la que se encontraban hasta que fue demasiado tarde. Esto lo dijo un soldado alemán que luchó para para Hitler:
“Concluiremos esta conferencia con un fascinante pero ominoso pasaje del libro ˇthey thought they were freeˇ que está basado en entrevistas con alemanes corrientes que vivieron durante el régimen nazi. La siguiente cita viene de uno de los alemanes entrevistados que aborda la cuestión de por qué pensaba que los alemanes no se oponían al ascenso paulatino del gobierno nazi. El problema era que nadie veía exactamente dónde o cómo moverse, mientras que cada acto y ocasión de aumento del poder nazi era peor que el anterior, pero sólo un poco peor. Por eso se esperaba una gran ocasión impactante, suponiendo que los demás reaccionarían cuando llegase ese momento, para unirse y resistir de alguna manera. Pero esa gran ocasión, en la que decenas o cientos de miles se unirían a la buena causa, nunca llegó. Esa es la dificultad, porque si el último y peor acto del horror hubiera venido inmediatamente después del primer y más pequeño abuso, miles y millones habrían estado suficientemente conmocionados, pero por supuesto esta no es la manera en que ocurrió, sino que vino poco a poco, en cientos pequeños pasos, algunos de ellos hasta imperceptibles, pero cada uno de ellos preparándote para no ser conmocionado por el siguiente. Y un día es demasiado tarde para reaccionar y la carga del autoengaño se ha hecho demasiado pesada, y algún incidente menor lo derrumba todo de una vez, y verás de repente que todo ha cambiado. Ves ahora que vives en un mundo de odio y miedo en la gente, un odio y miedo que la gente ni siquiera lo sabe por sí misma, ya que todo el mundo se transformó, lo que se experimenta como que nadie se transforma, todos son iguales, en una perfecta línea «políticamente correcta».