El instante de gozo anhela eternidad
Peter Kopa, Praga, 15.5.2024
https://www.youtube.com/watch?v=tvWMX6XVI_o
Nietzsche nos tiene algo que decir
Con la aparición del secularismo racionalista que no se fía ni de la evidencia inmediata, ni de la razón, entre otros conceptos se ha relativizado también la eternidad. Poco a poco, desde las cátedras universitarias, los hombres han comenzado a recibir la influencia de una eternidad distorsionada, no como ha sido revelado por Dios mismo. Los que no han querido o podido reafirmarse en su entendimiento correcto han caído como moscas, a millares y millones, en la ciénaga del ´carpe diem´, en la trampa del señuelo de una felicidad terrena. Es vida miserable, porque nunca cumplió sus promesas. Hoy aflora en todas las manifestaciones culturales la gran nostalgia por aquel paraíso perdido de eternidad y segura esperanza, y que tenía también una fundamentación racional mucho mejor que la opción racionalista.
Para ilustrar esto vale la pena contar aquí la siguiente anécdota, que retrata bien el pensamiento del hombre racionalista actual: hace unos años, en una gira turística en pleno desierto del Sahara, un grupo de españoles e italianos encuentran en la arena unos diez esqueletos humanos, a sólo unos cien pasos de un oasis. Inmediatamente piden al guía una explicación y este les responde: hace unos diez años llegaron aquí un grupo de filósofos y teólogos alemanes e ingleses, que se habían perdido en el desierto ardiente por haber sufrido un colapso su guía. Se cuenta que, ya casi muertos de sed, al ver tan cerca el oasis, un filósofo inglés pronunció para toda la sentencia de muerte al gritar: ´Cuidado, es un espejismo´. Los demás renunciaron a creer a sus ojos y cayeron postrados de sed en la arena caliente. Allí siguen hasta hoy como testimonio de lo absurdo que es negar la evidencia y la verdad.
Y este triste drama se repite hoy en millones de vidas que han caído en las redes pegajosas de las ideologías materialistas. Son los se empeñan en arrancar para sí la mayor cantidad posible de gozos y placeres instantáneos que ciegan la vista para ver el oasis de la eternidad prometida a los que gozan de la paz de una conciencia pura. https://thinktanklatam.org/identidad-verdad-y-sentido/
Nietzsche es el más alto exponente de tal angustia vital cuando exclama en los tres últimos versus en ´Así habló Zaratustra´: ˇEl dolor implora: vete de mí, porque todo gozo clama por eternidad, quiere una profunda, muy profunda eternidad´. Leyendo sus poesías en alemán me di cuenta que Nietzsche era en vida un alma muy sensible que buscaba sinceramente a Dios, hasta volverse loco en el intento, quizás porque nadie le ayudó. En su poesía ´Al Dios Desconocido´ Nietzsche revela su anhelo de conocer a Dios:
´ ¡Quiero conocerte, desconocido – Hondamente en mi alma enraizado – Mi vida es como una tormenta arrasadora – Tú Dios inefable y a la vez emparentado conmigo! – Quiero conocerte para servirte y amarte´
La acepción secular y la religiosa de la eternidad
Antes del nacimiento de Cristo, Horacio recomienda el ´carpe diem´o vivir sólo el presente. Wittgenstein nos dice algo análogo: ve la eternidad como un presente permanente. Ambas acepciones son la opción que se ofrece al hombre de hoy, y sólo él puede y debe elegir: morir sin esperanza o con ella, porque se ha vivido para Dios. El gran poeta alemán Rainer M. Rilke puntualiza que lo pasado sigue manifestándose en el presente con otros perfiles.
Es sobre todo en la poesía donde aflora continuamente el tema de la eternidad, como contrapunto al hecho de que, durante la vida humana, incluso el gozo santo se desvanece como la neblina bajo el primer sol de primavera.