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Dugin y el desafío ruso al Occidente

 

Dugin y el desafío ruso al Occidente

Klaus Schwab, Transgenderism, and AI | Russian Philosopher Aleksandr Dugin (youtube.com)

Recensión de un artículo de Alexander Dugin, aparecido en el periódico checo Protiproud en junio 2024. Praga, 115.6.2024.

Alexander Gelyevich Dugin (7 de enero de 1962, Moscú) es un publicista, politólogo, sociólogo, filósofo, ex diputado de la Duma Estatal, ex profesor de la Universidad Lomonosov de Moscú e ideólogo del movimiento euroasiático, conservador y patriota ruso de fama mundial. Es autor de decenas de monografías sobre diversos temas y cientos de artículos.

ALEXANDR DUGIN cree que la guerra de Occidente contra Rusia en Ucrania se está convirtiendo gradualmente en un enfrentamiento entre los defensores de la civilización tal y como la hemos conocido y los que quieren destruirla, y predice que, en esta lucha por defender la existencia humana misma, la mayor parte de la humanidad contemporánea se pondrá del lado de Rusia.

https://thinktanklatam.org/rusia-proclama-la-guerra-santa/

El giro copernicano en Rusia

La subida al poder del presidente Vladimir Putin marca una nueva etapa en la historia de Rusia. Su giro del antiguo materialismo comunista a la fe cristiana es un hecho todavía no asimilado totalmente en Occidente, donde sigue por inercia el prejuicio de mirar a Rusia tal como era antes de 1989.

En el enfrentamiento bélico con parte de Occidente, que se tambalea al borde del conflicto nuclear y de la tercera guerra mundial, el problema de los valores es cada vez manifiesto. La guerra de Ucrania no es sólo un conflicto de Estados con sus intereses nacionales, sino también un choque de civilizaciones que defienden ferozmente sus valores tradicionales o la ausencia de ellos.

Hoy se puede afirmar con certeza que Putin y el estado ruso ha apostado definitivamente por la defensa de los valores tradicionales que fundamentan el fortalecimiento de su propia identidad y soberanía geopolítica. Es evidente que dos sistemas de valores se han enfrentado con toda su fuerza. Una parte importante del Occidente propugna

– El individualismo absoluto – LGBT y la política de género – el cosmopolitismo – la cultura de la cancelación (cancel culture) – el trans- y el posthumanismo – la migración sin restricciones – la destrucción de todas las formas de identidad – la teoría crítica de la raza (los pueblos oprimidos tienen derecho a oprimir a sus antiguos opresores) – la filosofía relativista y nihilista del posmodernismo.

En consecuencia, el Occidente tiende a censurar sin piedad su propia historia, prohibiendo libros y obras de arte. El Congreso de Estados Unidos está a punto de eliminar bloques enteros de libros y documentos que supuestamente ofenden a ciertos grupos de personas por razones étnicas y religiosas. Además, el desarrollo de la tecnología digital y de las redes neuronales permitirían gobernar al mundo mediante la inteligencia artificial Algunos pensadores occidentales ya lo están pregonando como un momento único largamente esperado.

Frente a todo esto, la Rusia de Putin se opone explícitamente promulgando los principios éticos y valores tradicionales en el Decreto 809 de 9 de noviembre de 2022, que Rusia defiende decididamente:

– La identidad común contra el individualismo desenfrenado;

– el patriotismo contra el cosmopolitismo;

– la familia sana contra la legalización de las perversiones;

– la religión contra el nihilismo, el materialismo y el relativismo;

– el ser humano contra los experimentos posthumanistas;

– la identidad auténtica contra su erosión

– la verdad histórica contra la cultura de la distorsión de los hechos del pasado

 

¿Ucrania, choque de civilizaciones?

¿Quién es Alexander Dugin?: escucha las ideas de este filósofo cercano a Putin (youtube.com)

Por tanto hay dos posiciones cosmovisionales antagónicas. Rusia opta por la tradición judeo-cristiana; el Occidente, en cambio, se inclina hacia lo no convencional, incluso a lo antitradicional. Esto hace que el conflicto en Ucrania, donde estas dos civilizaciones se enfrentan en una lucha feroz y decisiva, sea algo mucho más que un simple choque de intereses entre superpotencias. Por supuesto, también lo hay, pero no es lo principal.

Lo principal es que han entrado en confrontación dos modelos de desarrollo ulterior de la humanidad: la vía liberal, globalista y antitradicional del Occidente moderno o la vía alternativa, multipolar y policéntrica, con la preservación de las tradiciones y los valores tradicionales, por las que lucha Rusia.

Y aquí es el momento de señalar que el mundo multipolar que Rusia defendió en la fase anterior del gobierno de Putin sólo tiene sentido si reconocemos el derecho de cada polo, de cada civilización (hoy claramente representada en los BRICS) a su propia identidad, su propia tradición, su propio sistema de valores. La multipolaridad cobra sentido y se justifica si nos basamos en la pluralidad de las culturas existentes y reconocemos su derecho a preservar su propia identidad y a desarrollarse sobre la base de sus propios principios internos.

El Imperio Celeste Chino y la Periferia

Esto lo vemos claramente en la China contemporánea. No sólo rechaza el globalismo, el liberalismo y el capitalismo global como dogma, sino que también conserva muchos rasgos del orden socialista. Y recurre cada vez más a los antiguos valores de la cultura china, reviviendo la ética política y social de Confucio que inspiró y organizó la sociedad china durante varios milenios.

No es casualidad que una de las principales teorías de las relaciones internacionales en la China moderna sea la antigua idea de Tianxia, según la cual China se considera el centro del sistema mundial, con todas las demás naciones que rodean al Imperio Celeste en la periferia. China es su propio centro absoluto, abierto al mundo, pero guardando estrictamente su soberanía, singularidad e identidad.

Tradicionalistas de todos los países, ¡uníos!

En el siglo XX, la influencia de Rusia en el mundo se basaba principalmente en el movimiento de izquierdas. Hoy, sin embargo, se ha ido desvaneciendo poco a poco, absorbida por el liberalismo o agotada (con pocas excepciones y la mayoría de las veces en alianza con tendencias conservadoras anticolonialistas). Ahora vale la pena apostar por los conservadores, los defensores de la identidad civilizacional. Así pues, ha llegado el momento de revivir el viejo eslogan con una nueva adaptación, y no debemos avergonzarnos ni escondernos tras él: Tradicionalistas de todos los países, ¡uníos!

Cuanto más confiados nos embarquemos en este viaje, más rápida y fiable será nuestra influencia en el mundo. Si hemos decidido apostar por la multipolaridad, debemos ser coherentes en esta dirección. Todo el mundo considera ya a Vladimir Putin una figura clave en el renacimiento conservador. Es hora de declararlo abiertamente.

En cualquier caso, esto no escapará a las críticas occidentales. Pero otros factores en las relaciones con Occidente son ahora decisivos. Y los aliados de Rusia -actuales y potenciales- empezarán a apoyar a Rusia con renovado vigor. Después de todo, sus objetivos e intenciones de largo alcance ya están -o pronto lo estarán- claros para ellos.

Confiarán en ella. Y empezarán a trabajar con ella para construir un mundo más justo y equilibrado en interés de la mayor parte de la humanidad. Sin desconfianza ni vacilación.

 

 

 

 

 

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Dugin and the Russian Challenge to the West

http://Klaus Schwab, Transgenderism, and AI | Russian Philosopher Aleksandr Dugin

Recension of an article by Alexander Dugin, which appeared in the Czech newspaper Protiproud in June 2024. Prague, 15.6.2024.

Alexander Gelyevich Dugin (January 7, 1962, Moscow) is a publicist, political scientist, sociologist, philosopher, former deputy of the State Duma, former professor at Lomonosov Moscow University and ideologue of the world-famous Russian Eurasian, conservative and patriotic movement. He is the author of dozens of monographs on various subjects and hundreds of articles.

ALEXANDR DUGIN believes that the West’s war against Russia in Ukraine is gradually turning into a confrontation between the defenders of civilization as we have known it and those who want to destroy it , and predicts that in this struggle to defend human existence itself, most of contemporary humanity will side with Russia.

https://thinktanklatam.org/rusia-proclama-la-guerra-santa/

The Kopernican turn in Russia

The rise to power of President Vladimir Putin marks a new stage in Russian history. His turn from the old communist materialism to the Christian faith is a fact not yet fully assimilated in the West, where the prejudice of looking at Russia as it was before 1989 remains by inertia.

In the confrontation of war on the part of the West, which is teetering on the brink of nuclear conflict and World War III, the problem of values is becoming increasingly apparent. The war in Ukraine is not only a conflict of states with their national interests, but also a clash of civilizations fiercely defending their traditional values or the absence of them.

Today it can be stated with certainty that Putin and the Russian state has definitely bet on the defense of traditional values that underlie the strengthening of its own identity and geopolitical sovereignty. It is clear that two value systems have clashed in full force. An important part of the West advocates

– Absolute individualism – LGBT and gender politics – cosmopolitanism – cancellation culture – trans- and posthumanism – unrestricted migration – destruction of all forms of identity – critical race theory (oppressed peoples have the right to oppress their former oppressors) – the relativistic and nihilistic philosophy of postmodernism.

As a result, the West tends to mercilessly censor its own history, banning books and works of art. The U.S. Congress is on the verge of eliminating entire blocks of books and documents that allegedly offend certain groups of people on ethnic and religious grounds. Moreover, the development of digital technology and neural networks would make it possible to rule the world through artificial intelligence Some Western thinkers are already touting this as a unique moment long overdue.

In the face of all this, Putin’s Russia explicitly opposes it by promulgating the traditional ethical principles and values in Decree 809 of November 9, 2022, which Russia resolutely defends:

– Common identity vs. unbridled individualism;

– patriotism against cosmopolitanism;

– the healthy family against the legalization of perversions;

– religion against nihilism, materialism and relativism;

– the human being against posthumanist experiments;

– authentic identity against its erosion

– historical truth against the culture of distortion of the facts of the past.

 

Ukraine, clash of civilizations?

¿Quién es Alexander Dugin?: escucha las ideas de este filósofo cercano a Putin (youtube.com)

Thus there are two antagonistic worldview positions. Russia opts for the Judeo-Christian tradition; part of the West, on the other hand, leans towards the unconventional, even the anti-traditional. This makes the conflict in Ukraine, where these two civilizations are engaged in a fierce and decisive struggle, something much more than a simple clash of interests between superpowers. Of course, there is that too, but it is not the main thing.

The main thing is that two models of further development of mankind have come into confrontation: the liberal, globalist and anti-traditional way of the modern West or the alternative, multipolar and polycentric way, with the preservation of traditions and traditional values, for which Russia is fighting.

And here it is time to point out that the multipolar world that Russia advocated in the previous phase of Putin’s government only makes sense if we recognize the right of each pole, of each civilization (today clearly represented in the BRICS) to its own identity, its own tradition, its own value system. Multipolarity makes sense and is justified if we base it on the plurality of existing cultures and recognize their right to preserve their own identity and to develop on the basis of their own internal principles.

 

The Chinese Celestial Empire and the Periphery

We see this clearly in contemporary China. It not only rejects globalism, liberalism and global capitalism as dogma, but also retains many features of the socialist order. And it draws increasingly on the ancient values of Chinese culture, reviving the political and social ethics of Confucius that inspired and organized Chinese society for several millennia.

It is no coincidence that one of the main theories of international relations in modern China is the ancient idea of Tianxia, according to which China sees itself as the center of the world system, with all other nations surrounding the Celestial Empire on the periphery. China is its own absolute center, open to the world, but strictly guarding its sovereignty, uniqueness and identity.

Traditionalists of all countries, unite!

In the 20th century, Russia’s influence in the world was based mainly on the leftist movement. Today, however, it has gradually faded away, absorbed by liberalism or exhausted (with few exceptions and most of the time in alliance with conservative anti-colonialist tendencies). It is now worth betting on the conservatives, the defenders of civilizational identity. So the time has come to revive the old slogan with a new adaptation, and we should not be ashamed or hide behind it: Traditionalists of all countries, unite!

The more confident we embark on this journey, the faster and more reliable our influence in the world will be. If we have decided to go for multipolarity, we must be consistent in this direction. Everyone already considers Vladimir Putin a key figure in the conservative renaissance. It is time to declare it openly.

In any case, this will not escape Western criticism. But other factors in relations with the West are now decisive. And Russia’s allies – actual and potential – will begin to support Russia with renewed vigor. After all, its long-range goals and intentions are already – or soon will be – clear to them.

They will trust her. And they will begin to work with her to build a more just and balanced world in the interests of the greater part of humanity. Without distrust or hesitation.

 

 

 

 

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