https://www.youtube.com/watch?v=0cw03E2eoQU
https://www.youtube.com/watch?v=l-4nqGxfXUc
El autor, Delingpole lo dice en los titulares de su artículo, cuyo original está abajo: Las elecciones presidenciales no fueron «amañadas»; fueron «fortificadas».
JAMES DELINGPOLE, 6 Feb 2021 5,095 3:00
Time Magazine, New York, ha publicado un artículo que ofrece una explicación sorprendente de cómo se ganaron las elecciones presidenciales. Se titula «La historia secreta de la campaña en la sombra que salvó las elecciones de 2020». A continuación, citamos en cursiva la versión traducida del mismo, seguida de nuestros comentarios:
Lo desconcertante es lo que nos dice sobre la desfachatez de la izquierda en general, y de los corruptos y mendaces MSM en particular: ahora reconocen que hicieron trampa, ¡pero quieren se sepa que todo está bien porque lo han hecho no para destruir la democracia sino para preservarla y mejorarla!
Este es el párrafo clave:
Por eso los participantes responsables quieren que se cuente la historia secreta de las elecciones de 2020, aunque suene como un sueño paranoico: una cábala bien financiada por gente poderosa de diferentes sectores e ideologías, que trabajan juntos detrás de los telones, para influir en las percepciones, cambiar las normas y las leyes, dirigir la cobertura de los medios de comunicación y controlar el flujo de información. No estaban falsificando las elecciones, sino dándoles más fuerza. Y creen que el público debe comprender la fragilidad del sistema democrático, que ha exigido esta intervención, para garantizar que la democracia en Estados Unidos perdure.
¿Ves lo que acaban de hacer?
Los demócratas (y sus simpatizantes) no amañaron las elecciones. Simplemente las ´fortificaron´ asegurándose de que ganara el candidato correcto en lugar del equivocado, independientemente de lo que los fastidiosos votantes han podido querer erróneamente.
¿Podría esto tener algo que ver, te preguntarás, con el próximo juicio de destitución del presidente Trump?
Mi sospecha es que el artículo de Time es tanto un ataque preventivo como un ejercicio de limitación de daños. Anticipa la posibilidad de que Trump proporcione pruebas en apoyo de su afirmación de que la elección fue «robada».
Esta evidencia será mucho más difícil de esconder bajo la alfombra en el Senado.
Recuerdo aquí un viejo artículo del Times de Londres, que describía el proceso de cómo los proyectos políticos avanzan con sigilo:
Al principio se niega que exista un nuevo plan radical; luego se admite que existe, pero los ministros juran a ciegas que ni siquiera está en la agenda política; después se señala que bien podría estar en la agenda, pero que no es una propuesta seria; más tarde se admite que es una propuesta seria, pero que nunca se aplicará; después se reconoce que se aplicará, pero de una forma tan diluida que no supondrá ninguna diferencia en la vida de los ciudadanos de a pie; y en algún momento se reconoce finalmente que ha supuesto esa diferencia, pero que siempre se supo que la habría, aduciéndose que esto se dijo a los votantes desde el principio.
A esto nos dirigimos ahora con las elecciones «robadas». Los columnistas que aseguraban alegremente que las elecciones habían sido limpias pueden ahora empezar a matizar su posición.
«Vale, puede que estuvieran amañadas», empezarán a admitir. Pero, ¿no es siempre así con las elecciones? Y de todos modos ya es un hecho».
Lo siento, me equivoqué, el uso de la palabra «amañado» fue un lapsus.
Lo que quería decir es que las elecciones presidenciales estaban «fortificadas». ¿Y a quien no puede gustar eso, ¿eh?
Comentarios
En primer lugar, se ve que algún portavoz de los Demócratas ha dicho esto, dejando a los responsables en el anonimato, que durará poco tiempo porque los abogados de Trump tienen preparadas las pruebas.
Luego surge la gran cuestión: si todo ha sido mentira, también es reprobable el encubrimiento de ´la mainstream media´: cómo y bajo qué condiciones podremos creernos los que nos digan estos medios en el futuro? Aquí vemos de qué manera la situación de monopolio de estos medios y de las redes sociales gigantes conducen derechamente al totalitarismo, al intento de imponer la propia información como la única verdadera. Menos mal, que las alternativas mediáticas están creciendo mucho a nivel de páginas web y videos, mientras no sean censurados.
Yendo más lejos, ¿qué tiene de verdad el ´lockdown´y el número de muertos causados por el coronavirus? ¿Qué se esconde detrás de esta destrucción sistemática de la economía?
Y aún más lejos: si el régimen democrático no funciona, ¿cómo corregirlo o sustituirlo por otro, y por cuál? En definitiva, cómo podemos poner a salvo nuestra libertad, incluyendo el derecho al propio credo?
First of all, it can be seen that some spokesman for the Democrats has said this, leaving those responsible in anonymity, which will only last a short time because Trump’s lawyers have the evidence ready.
Then the big question arises: if everything has been a lie, the cover-up by ‘the mainstream media’ is also reprehensible: how and under what conditions will we be able to believe what these media tell us in the future? Here we see how the monopoly situation of these media and the giant social networks leads directly to totalitarianism, to the attempt to impose one’s own information as the only true one. Fortunately, the media alternatives are growing a lot at the level of web pages and videos, as long as the latter are not censored.
Going further, what is the truth of the lockdown and the death toll caused by the coronavirus? What is hidden behind this systematic destruction of the economy?
And even further: if the democratic regime does not work, how to correct it or replace it with another one, and with which one? In short, how can we safeguard our freedom, including the right to our own creed?