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La mordaza de la identidad digital

 

¿garante de la seguridad digital o subterfugio de una tiranía?

Este artículo ha sido publicado el 16.11.2023 por David Thunder, en su ´The Freedom Blog´. Es profesor de Filosofía Política en la Universidad de Navarra en Pamplona, España.  Al final Peter Kopa agrega algunos comentarios.

El pasado miércoles, Thierry Breton, Comisario de Mercado Interior de la UE, anunció orgulloso en Twitter/X que había llegado a un acuerdo con los eurodiputados para crear una «cartera de identidad digital» europea, que permitiría a todos los ciudadanos de la UE tener «una identidad electrónica segura para toda la vida». Según el propio sitio web de la Comisión Europea, la identidad digital europea puede utilizarse para toda una serie de transacciones, como proporcionar identificación personal dentro y fuera del Internet, mostrar certificados de nacimiento y médicos, abrir una cuenta bancaria, presentar declaraciones de impuestos, solicitar una universidad, guardar una receta médica, alquilar un coche o registrarse en un hotel.

Oposición a la identidad digital en Europa

Varias personas, entre ellas el eurodiputado holandés Rob Roos, han expresado su preocupación por que un DNI digital centralizado pueda poner en peligro los derechos de privacidad y movilidad de los europeos. Una carta firmada por más de 500 «expertos en ciberseguridad, investigadores y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo» advierte de que la normativa propuesta sobre el DNI digital reduciría la seguridad digital de los ciudadanos en lugar de mejorarla.

Pero uno de sus principales artífices, el Comisario de Mercado Interior Thierry Breton, sostiene que «el monedero tiene el máximo nivel tanto de seguridad como de privacidad», mientras que la presidenta de la UE Úrsula von der Leyen insiste en que se trata de «una tecnología en la que nosotros mismos podemos controlar qué datos se utilizan y cómo». O los críticos exageran los problemas de libertad civil y privacidad, o los defensores de la tecnología les restan importancia. Ambos no pueden tener razón.

Un peligro contra la libertad del ciudadano

En teoría, un DNI digital europeo universal podría programarse de forma permanente de tal manera que el ciudadano tuviera pleno control sobre qué partes de su «cartera digital» comparte en cada momento y cuáles no. No tendríamos mucho de qué preocuparnos si el DNI digital europeo fuera programado ahora y para siempre por personas que se tomaran en serio la privacidad y no quisiesen aprovecharse de esta tecnología para imponer a los ciudadanos el cumplimiento de sus métodos de control de enfermedades, la no discriminación y hasta la promoción de una guerra o de medidas relacionadas con el cambio climático.

Sería muy ingenuo suponer que un documento de identidad digital programable a escala europea, controlado por una burocracia centralizada, no sería empleado, tarde o temprano, para mover a la gente a cumplir con las medidas introducidas por los «poderes fácticos». Y no hace falta ser muy imaginativo para prever el tipo de formas en que una identificación digital europea podría aprovecharse para erosionar la igualdad y la libertad de los europeos, ya que los mismos individuos, que son la cara pública de esta iniciativa de identificación digital, fueron supuestamente los que pusieron en marcha el sistema de la más omnipresente biovigilancia individual de la historia de Europa, a saber, los llamados «certificados digitales Covid».

El funcionamiento de los certificados digitales Covid, que fue aprobado tanto por la Comisión Europea (la misma que ahora impulsa un sistema de identificación digital) como por el Parlamento Europeo, puede darnos una idea bastante clara de los usos que los tecnócratas europeos podrían dar a un sistema de identificación digital, si tuvieran la posibilidad.

La mala experiencia en l pandemia del Covid 19

El certificado digital Covid se utilizó precisamente para obligar a los ciudadanos que no habían recibido la vacuna Covid, en un determinado periodo de tiempo, a someterse a un costoso e incómodo test de Covid, cada vez que cruzaban una frontera europea. Incluso se utilizó para denegar la entrada a los ciudadanos no vacunados en lugares culturales y recreativos en toda Europa. En otras palabras, el certificado digital Covid servía como mecanismo para coaccionar a los ciudadanos a inyectarse un determinado medicamento en el torrente sanguíneo, y creaba una sociedad de dos niveles, en la que los no vacunados eran tratados como una nueva subclase social y política.

La táctica del salami

En alemán, la palabra ´Salamitaktik´ expresa el método de ir logrando una meta muy difícil a fuerza de cortes finos del chorizo. Ahora, imaginemos que se ofreciera a todos los ciudadanos europeos un certificado digital europeo controlado centralmente como herramienta para acceder a una amplia gama de servicios, desde la banca, los viajes en avión y las estancias en hoteles hasta el alquiler de coches, el acceso a lugares de ocio y el acceso a servicios digitales en línea. Al principio, presumiblemente el certificado sería opcional, ya los ciudadanos podrían utilizar otras formas para validar su identidad. Y pasado un tiempo, con el pretexto de mejorar la «seguridad» de los ciudadanos, el certificado podría muy bien convertirse poco a poco en obligatorio para un número cada vez mayor de transacciones.

Y el siguiente paso sería ampliar gradualmente la información contenida en el certificado y utilizarlo para denegar o aprobar el acceso de los ciudadanos a determinados servicios en función de sus hábitos de gasto, su estado de vacunación o su puntuación de «crédito social». Por supuesto, no podemos estar seguros al cien por cien de que esto vaya a ocurrir. Pero la reciente implantación del apartheid de las vacunas en Europa debería despojarnos de cualquier ilusión de que los dirigentes políticos europeos se comprometan a respetar y defender nuestras libertades civiles o nuestra igualdad de acceso a las comodidades y servicios públicos.

¿La UE manipulada desde fuera de Europa?

The Chinese business tycoon revealing the secrets of Beijing’s elite | 60 Minutes Australia – YouTube

Políticos como Thierry Breton y Úrsula von der Leyen, y los eurodiputados y gobiernos de los Estados miembros que les vitorearon durante la pandemia, estarían dispuestos hoy a tratar a los ciudadanos, una vez más, como ganado o vectores de enfermedades para ser vacunados y sometidos a pruebas en masa, con escasa consideración por su historial médico personal y sus factores de riesgo. Seguramente es sólo cuestión de tiempo, que personas con este tipo de desprecio por la libertad individual se sientan inclinadas a aprovechar una tecnología como el DNI digital universal como palanca para controlar las decisiones privadas de las personas. Y esto con vistas a avanzar en sus propias carreras y objetivos políticos. Ya bastantes ciudadanos dijeron que «no» a una vacuna experimental, y bastantes ciudadanos siguen cuestionando la justificación científica y política de imponer gravosos impuestos sobre el carbono, expropiar por la fuerza tierras de cultivo basándose en directivas climáticas, vivir en «ciudades de 15 minutos», dar cabida a la ideología transgénero en sus hospitales y aulas, o abstenerse de lo que el poder considere «discurso del odio».

¿Qué mejor método para inducir el cumplimiento público de políticas y leyes impopulares o controvertidas que recompensar el cumplimiento con una mayor movilidad y un mejor acceso a las comodidades y servicios sociales, y castigándose al mismo tiempo el incumplimiento con una menor movilidad y un menor acceso a los servicios y comodidades? ¿No es eso exactamente lo que hizo el certificado digital Covid, que ha sido una creación de la misma Comisión? Obviamente, los defensores de un DNI digital europeo afirmarán públicamente que sólo están interesados en promover la seguridad de nuestras transacciones y proteger nuestra privacidad. Pero como son los mismos que se atreven a afirmar que la segregación médica y la coerción mediante pasaportes vacunados «nos reafirma en (el) espíritu de una Europa abierta, una Europa sin barreras», sus garantías sobre la privacidad y las libertades de los ciudadanos carecen de toda credibilidad.

Comentarios:

China ha llegado a una fase muy avanzada del control del ciudadano, por lo cual es el modelo en el que se inspiran algunos en la UE para imponerlo en Europa:

https://thinktanklatam.org/2020/11/06/the-dark-side-of-artificial-intelligence/

https://thinktanklatam.org/2021/10/20/china-intenta-controlar-el-mundo/

 

 

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