https://www.youtube.com/watch?v=Rg5_GvssAw0
Ofrecemos la traducción de ˇPublic Ortodoxy´, una declaración reciente publicada por el Centro de Estudios Cristiano-Ortodoxos de la Universidad de Fordham en Nueva York. El texto original en inglés sigue más abajo. Los titulares los introducimos nosotros.
La jerarquía ortodoxa rusa apoya la guerra
La invasión rusa de Ucrania el 24 de febrero de 2022 es una amenaza histórica para un pueblo de tradición cristiana ortodoxa. Más preocupante aún para los creyentes ortodoxos es que la alta jerarquía de la Iglesia Ortodoxa Rusa se haya negado a reconocer esta invasión. En cambio, está emitiendo en su lugar vagas declaraciones sobre la necesidad de la paz a la luz de los «acontecimientos» y «hostilidades» en Ucrania, al tiempo que enfatiza la naturaleza fraternal de los pueblos ucraniano y ruso como parte de la «Santa Rusia», culpando de las hostilidades al malvado Occidente hasta el punto de animar a sus comunidades a rezar a favor de la guerra rusa contra Ucrania. Esta es precisamente la declaración sobre la doctrina ortodoxa de la Paz Rusa. (La Iglesia Ortodoxa Rusa y el Gobierno)
Muchos de los jerarcas del Patriarcado de Moscú apoyan la guerra del presidente Vladimir Putin contra Ucrania. Esto tiene sus raíces en una forma de fundamentalismo religioso etnofilético ortodoxo, de carácter totalitario, llamado Russkii Mir o La Paz Rusa (recuerda a la Pax Romana), que es una falsa enseñanza que está atrayendo a muchos en la Iglesia Ortodoxa y que incluso ha sido adoptada por la extrema derecha y los fundamentalistas cristianos.
Excogitación de una ideología errónea
Los discursos del presidente Vladimir Putin y del patriarca Kirill (Gundiaev) de Moscú (Patriarcado de Moscú) han invocado y desarrollado repetidamente esta ideología del mundo ruso en los últimos 20 años. Desde 2014, cuando Rusia se anexionó Crimea e inició una guerra por delegación en la zona de Donbás de Ucrania, hasta el comienzo de la guerra contra Ucrania y después, Putin y el Patriarca Kirill han utilizado esta construcción ideológica como justificación principal de la invasión.
Esta doctrina afirma que existe una esfera o civilización rusa transnacional, denominada «La Santa Rusia» o «Santa Rus», que incluye a Rusia, Ucrania y Bielorrusia (y a veces a Moldavia y Kazajistán), así como a los rusos étnicos y a los pueblos de habla rusa de todo el mundo. Sostiene que este «mundo ruso» tiene un centro político común (Moscú), como también un centro espiritual común (Kiev como «madre de todas las Rusias»), una lengua común (el ruso), una iglesia común (la Iglesia Ortodoxa Rusa, el Patriarcado de Moscú) y un patriarca común (el Patriarca de Moscú), que trabaja en «sintonía» con un presidente/líder nacional común (Putin) para gobernar este mundo ruso, así como para defender una espiritualidad, una moral y una cultura distintivas comunes (La concepción del Estado en Rusia).
El Occidente estaría corrupto y perdido
En contra de este «mundo ruso» (según la enseñanza) se encuentra el corrupto Occidente, liderado por los Estados Unidos y las naciones de Europa Occidental, que ha capitulado ante el «liberalismo», la «globalización», la «cristianofobia», que aceptan los «derechos de los homosexuales» promovidos en los desfiles gay, y el «secularismo militante». Por encima y en contra de Occidente, y de los ortodoxos que han caído en el cisma y en el error (como el Patriarca Ecuménico Bartolomé y otras iglesias ortodoxas locales que lo apoyan) se sitúa el Patriarcado de Moscú, junto con Vladimir Putin, como los verdaderos defensores de la enseñanza ortodoxa, que consideran en términos de la moral tradicional, lo cual lleva a una comprensión rigurosa e inflexible de la tradición y a la veneración de la Santa Rusia.
Desde la entronización del Patriarca Kirill en 2009, las principales figuras del Patriarcado de Moscú, así como los portavoces del Estado ruso, han recurrido continuamente a estos principios para desbaratar la base teológica de la unidad ortodoxa. El principio de la organización étnica de la Iglesia fue condenado en el Concilio de Constantinopla de 1872. La falsa enseñanza del etnofilétismo es la base de la ideología del «mundo ruso». Si se parte de estos falsos principios, la Iglesia Ortodoxa deja de ser la Iglesia del Evangelio de Jesucristo, de los Apóstoles, del Credo Niceno-Constantinopolitano, de los Concilios Ecuménicos y de los Padres de la Iglesia. La unidad se vuelve intrínsecamente imposible (La Iglesia Ortodoxa Rusa y el Gobierno).
Por lo tanto, rechazamos la herejía del «mundo ruso» y las vergonzosas acciones del Gobierno de Rusia al desencadenar la guerra contra Ucrania, que se desprende de esta vil e indefendible enseñanza, con la connivencia de la Iglesia Ortodoxa Rusa, por ser profundamente anti ortodoxa, anticristiana y contraria a la humanidad, que está llamada a ser «justificada… iluminada… y lavada en el Nombre de nuestro Señor Jesucristo y por el Espíritu de Dios» (Rito Bautismal). Así como Rusia ha invadido Ucrania, también el Patriarcado de Moscú del Patriarca Kirill ha invadido la Iglesia Ortodoxa, por ejemplo, en África, causando divisiones y luchas, con innumerables víctimas no sólo en el cuerpo sino en el alma, poniendo en peligro la salvación de los fieles.
En vista de la enseñanza del «mundo ruso» que está devastando y dividiendo a la Iglesia, nos inspiramos en el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo y en la Santa Tradición de Su Cuerpo Vivo, la Iglesia Ortodoxa, para proclamar y confesar las siguientes verdades:
Omitimos la fundamentación teológica y escriturística de la separación que tiene que haber entre la Iglesia y el Estado.