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El peligro nuclear en Europa
Peter Kopa, Praga, 21.10.2025

Comentarios previos: motivos de esperanza

El mundo es un trigal donde la cizaña del mal siempre amenaza con sofocarlo. Este mal tiene un nombre/s, como lo han tenido tantos desastres en la historio, desde Nerón hasta Lenin, Stalin, Hitler, que en base a mentiras o ideologías han dado diversas formas concretas al mal. Hoy está de turno las sociedades secretas y élites económicas que han montado para ello la plataforma de acción llamada la Agenda de Davos 2030.

No es la primera vez que el Occidente Cristiano se encuentra al borde del precipicio. Basta recordar el intento de destruir la Iglesia en el Imperio Romano, el acoso de Atila, de los turcos – en Lepanto y delante de Viena, del Comunismo y Nazismo.  Para esto no hay más explicación que la protección divina, que acabará salvándonos también ahora. El gran retorno a la fe en los países líderes es un anticipo de la gran victoria final. En el próximo artículo se ofrecerán datos para comprender que es USA el que, desde la caída de la Unión Soviética comunista, ha ido provocando a Rusia con su expansionismo político-militar, en contra de los tratados firmados con los rusos: https://www.youtube.com/watch?v=AxMHa4kiC9c&ab_channel=VideoParliamentIreland.

Resumo y comento, a continuación, un artículo de Eric Guyer, una reconocida autoridad europea en política internacional, aparecido recientemente en Zúrich, en la Neue Zuercher Zeitung.

 

Génesis del riesgo nuclear en Europa

La actual situación de seguridad en Europa es tan frágil que no se pueden descartar las últimas consecuencias posibles. Por primera vez, el conflicto en Ucrania se está extendiendo al territorio de la OTAN, lo que manifiesta que la cómoda división entre una zona de combate y el resto de Europa en paz es un engaño.

La UE reacciona a las provocaciones rusas de drones y barcos de guerra según su estilo típico:  discute el problema porque, en el fondo ella busca, como agencia globalista, la destrucción de Rusia, por ser un baluarte de una visión cristiana del mundo. Por cierto, ayer leí que esos drones fueron lanzados por los ingleses, quizás para ver las reacciones a esta alarma falsa. Los gobiernos de Italia, Hungría, Eslovaquia y Chequia se oponen a la guerra. En cambio, los gobiernos de GB, Alemania, Dinamarca y Francia instigan a atacar a los rusos, sin tener armamento proporcionado.

Y el pueblo de todos estos países se opone a gritos contra la guerra y la ayuda a Ucrania, saliendo a la calle millones y millones, sobre lo cual la mainstream media calla. Estamos ante un fracaso de la democracia, porque algunos gobernantes han hecho promesas electorales que luego las olvidaron para apoyar a acciones que traicionan a los ciudadanos.

Putin persigue dos objetivos. Quiere degradar a Ucrania a un estado vasallo y destruir la OTAN porque desde hace muchos años incumple su compromiso de no extender su influencia más allá de las fronteras del Pacto de Varsovia. Putin sabe que no puede ganar una larga guerra convencional contra una OTAN unida, por lo que intenta dividirla políticamente.  Además de Estados Unidos, como fundador y su parte más importante, con diferencia, se espera que al final no abandonará a sus aliados europeos.

Posicionamiento de europeos y Rusia

https://www.youtube.com/watch?v=uggNx0YzFGA

Alemania es, en términos absolutos, el mayor apoyo de Kiev en la UE. Pero en términos de producto interior bruto, ningún otro país gasta tanto dinero en ayudar a Ucrania como Dinamarca y Polonia, que llevan mucho tiempo advirtiendo sistemáticamente sobre la amenaza rusa y nadie se está armando tanto como este último país. Al mismo tiempo, es el centro logístico más importante para los suministros occidentales.

Así pues, la señal que da Rusia es inequívoca: cuanto más ayudéis a Ucrania, más os pondréis en peligro a vosotros mismos. En el este de Alemania, donde domina el partido AfD opuesto a la guerra, este mensaje le favorece.

Trump oscila entre declaraciones de apoyo a la OTAN y comentarios inesperados y mordaces. Aunque los europeos se indignan por la inconstancia del presidente, su propia postura es igualmente ambivalente.  Y Putin quiere aprovechar esta ambigüedad de la alianza. Las condiciones nunca han sido mejores para ello.

¿Entraría Alemania en guerra si Moscú ocupara una pequeña franja de territorio en el Báltico y amenazara con utilizar armas nucleares? Si la alternativa es ceder o una guerra nuclear, no sólo los alemanes tendrían muchos motivos para ser sensatos.

 

Situación favorable para Rusia

A diferencia de Europa, el Kremlin puede confiar en que su ejército actuará con determinación y aceptará los mayores sacrificios. Por tanto, el control y la iniciativa – el denominado dominio de la escalada— lo tiene Rusia, pudiendo decidir hasta dónde llegar y cuando, como ahora, en Ucrania.

Putin ve al alcance de la mano el sueño de su vida, que es destruir la OTAN y expulsar así a Estados Unidos de Europa, por lo que no se limitaría sólo a una aventura en el Báltico. Aquí hay que tener en cuenta que Alemania, si bien es la potencia líder en Europa, es a la vez es muy vulnerable. Su defensa aérea es prácticamente inexistente. No posee misiles de medio alcance para un contraataque, y mucho menos armas nucleares como elemento disuasorio.

En caso de un ataque con misiles contra Hamburgo, Berlín no tendría nada que oponer a la potencia nuclear rusa. Si Moscú exigiera la neutralización de la República Federal, esta tendría que ceder.

Todo esto suena muy irreal. Sin embargo, si alguien hubiera pronosticado hace cinco años que un dron en el aeropuerto de Múnich causaría gran revuelo en la UE, lo habrían tachado de chiflado. Habría corrido la misma suerte quien hubiera afirmado que, tras la anexión de Crimea, Putin invadiría toda Ucrania.

Suiza, por ejemplo, ha perdido completamente de vista el riesgo máximo que la acosa. Se cree protegida por su neutralidad y confía en que, de todos modos, no habrá guerra. En contra de la tendencia en Europa, Suiza apenas se está armando. El amor de los suizos por el ´Sonderweg´ (caso especial respetable) es tan obsesivo como arriesgado.

¿Habría razones para el alarmismo?

Las potencias nucleares Francia y Gran Bretaña están mejor protegidas contra el chantaje nuclear, pero no son invulnerables. Si la flota rusa del Mar del Norte llevara a cabo un ataque convencional contra las bases de los submarinos nucleares en Faslane, Escocia, el gobierno británico se enfrentaría al mismo dilema como Alemania: rendirse o arriesgarse a una guerra nuclear.

Gran Bretaña ha recortado sus fuerzas armadas, hace años, al igual como Europa continental. Al no tener sistemas antiaéreos, aviones o fragatas y, por lo tanto, al carecer de medios para una respuesta proporcionada de alta tecnología, las armas nucleares serían la única alternativa. Nadie debería descartar que un primer ministro británico acorralado pueda dar la orden de contraatacar.

Si se analiza paso a paso el potencial de escalada, una guerra nuclear ya no es tan imposible como se cree. No se trata de alarmismo, sino de un cálculo sobrio y de una reflexión según la verdadera situación.

Europa no ha aprendido nada de su pasado. Se encuentra en la misma encrucijada que en los años cincuenta. En aquel entonces, la potencia protectora, Estados Unidos, había reducido drásticamente su armamento, mientras que los europeos se concentraban en la reconstrucción de posguerra. Entonces, Occidente tampoco habría podido defenderse de un ataque soviético con armas convencionales.

Esta doctrina, denominada «represalia masiva», carecía de credibilidad, ya que la alianza de la OTAN, al igual que hoy, no habría abierto inmediatamente las puertas del infierno nuclear. No fue hasta 1967 cuando la alianza pasó a la «respuesta flexible» para responder de forma gradual a la amenaza. Las armas nucleares pasaron a ser solo el último recurso. La base era el rearme convencional, gracias en gran parte a la creación del ejército alemán en 1955.

Tras el colapso de la Unión Soviética, Europa Occidental liquidó errónea y deliberadamente sus fuerzas armadas. Pero Rusia ha vuelto a cobrar fuerza y vuelve a rondar el temor de una represalia masiva. Antes se decía: «Mejor rojo que muerto». Contra las falsas alternativas y el fatalismo, lo único que ayuda es la prudencia.

Putin persigue objetivos políticos, por lo que le basta con que Rusia parezca militarmente muy superior. Eso ya le proporciona suficiente potencial de amenaza. La guerra en Ucrania terminará en algún momento, pero la amenaza rusa no desaparecerá. Pensar ahora en lo impensable y armarse de forma convencional es la mejor garantía contra cualquier chantaje y cualquier escalada hasta el Armagedón nuclear, que sería el final para todos.

 

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