https://www.youtube.com/watch?v=gXymemR6gdQ
24.10.2020
Artículo del 10.9.20 publicado por la fundación Children´s Health Defense, USA, creada por Robert F. Kennedy. Senta Depuydt , quien estuvo también en Berlín, es el autor del artículo cuya traducción al castellano ofrecemos a partir de original inglés, abajo.
Los medios de comunicación alemanes informan había sólo 38.000 personas en la demostración del 29 de agosto en Berlín, mientras que los YouTubers afirman un millón o más. No se menciona ni una palabra en las redes oficiales sobre la presencia de Robert Kennedy en el evento, teniendo en cuenta que el histórico discurso del sobrino del ex presidente de los Estados Unidos ha inundado los medios sociales alternativos. Nunca se ha visto tan amplia la brecha entre la prensa institucional (mainstream media) y los medios alternativos.
¿Qué pasó realmente el 29 de agosto en Berlín?
Alemania vivió el 1 y el 29 de agosto una de las mayores manifestaciones de su historia, a pesar de los repetidos intentos de las autoridades berlinesas de prohibir el evento. El anuncio de la participación del abogado Robert F. Kennedy, Jr. como invitado de última hora, reforzó la movilización y la determinación del público de acudir y defender sus libertades, amenazadas por los programas de salud relacionados con la respuesta a la «pandemia» del covid 19.
La voluntad de expresarse
Atrapado entre las imposiciones del proyecto internacional referente al covid 19 y el creciente descontento de la población, el gobierno alemán parece estar perdiendo la tranquilidad desde la manifestación del 1 de agosto en Berlín, que reunió a más de 800.000 personas, muchas de ellas cantando «Angela, dein Volk ist da», que significa: «Angela Merkel, tu pueblo está aquí». En efecto, ante el «oído sordo» de los políticos, muchos miembros del movimiento de protesta piden ahora la creación de una nueva asamblea nacional que garantice los derechos constitucionales. Inspirados en parte por los chalecos amarillos en Francia, los grupos opositores se están formando en toda Alemania, manifestando el surgimiento de una voluntad popular en busca de la soberanía del pueblo.
No es de extrañar que el gobierno tratara de restar importancia al éxito de la primera manifestación del 1 de agosto, con cifras de 17.000 participantes, mientras que las imágenes de la gran manifestación en la avenida principal «Unter den Linden» mostraban claramente cientos de miles. Tampoco es de extrañar que los medios de comunicación trataran de empañar la reputación de los organizadores, que fueron acusados de ser nazis.
Batalla legal
Como era de esperar, las autoridades de Berlín trataron de prohibir la manifestación del 29 de agosto justo antes del evento. Sin embargo, como Alemania apenas se ha visto afectada por la epidemia, resulta cada vez más difícil imponer una emergencia sanitaria general. Al no poderse «prohibir», en principio, ninguna manifestación, la autoridad local denegó sólo la autorización específica para ese evento. La respuesta de los organizadores fue rápida. Siempre deseosos de respetar el estado de derecho, pidieron a sus miembros que hicieran nuevas solicitudes de manifestaciones de forma individual. En pocas horas, más de 6.000 personas rellenaron y presentaron los documentos necesarios. Las comisarías de policía se inundaron de peticiones del equipo legal, mientras que YouTubers retransmitían esta lucha en directo a cientos de miles de espectadores divertidos. Al mismo tiempo, el movimiento impugnaba la decisión ante un tribunal federal. La emoción fue grande cuando un canal digital alternativo dejó caer la primicia de la llegada de Kennedy en sus medios sociales. A la mañana siguiente, se anunció que el tribunal federal había fallado a favor de los manifestantes y que el evento podía seguir adelante.
La magia de las circunstancias
Reunión inaugural de Children’s Health Defense Europe
En realidad, la presencia de R.F. Kennedy en la protesta no había sido programada. Kennedy, el presidente de la organización de Children’s Health Defense (CHD), una entidad sin ánimo de lucro en los USA, cuyo fin es la protección de la salud de los niños, había venido a Berlín para asistir a la reunión inaugural de la rama europea de CHD, Children’s Health Defense Europe. Fue una pequeña coincidencia de fechas lo que le llevó a participar en el evento, ya que de todas formas tenía que estar en Europa para reunirse con la Junta Directiva, para discutir diferentes direcciones estratégicas de la nueva sección. El mensaje de los organizadores le llegó mediante un video que mostraba una invitación pública a la manifestación del 1 de agosto. El viaje de los miembros de una organización internacional, para asistir a una reunión conjunta, no está sujeto a las restricciones de viaje del covid, por lo que la visita de Kennedy a Berlín estaba perfectamente en regla. Un discurso del famoso abogado fue obviamente una oportunidad inmejorable para anunciar el lanzamiento de la asociación y para transmitir un fuerte mensaje de libertad y democracia al público alemán.
Querdenken: un movimiento en defensa de la democracia
Querdenken o «pensar a contracorriente» es el nombre de la organización que está detrás de la protesta. Es un movimiento no partidista que reúne a ciudadanos consternados por las privaciones de libertades impuestas a los ciudadanos alemanes con al inicio de la crisis del coronavirus. El movimiento cuestiona la legitimidad de la contención y la imposición del uso de máscaras, así como los test y su seguimiento, asociadas al programa de la pandemia, por considerar que son desproporcionadas y no justifican la violación de las libertades individuales. También impugna la forma en que se emitieron esas normas, su falta de transparencia, la falta de respeto por el previo debate y la total ausencia de una votación.
Markus Hainz, un abogado firmemente comprometido con la defensa del estado de derecho, apoyó su creación por iniciativa de Michael Ballweg, un informático de Stuttgart. Esta iniciativa “Querdenken “se extendió rápidamente a muchas ciudades, lo que dio lugar al desarrollo de una red de oposición en toda Alemania, con manifestaciones en varias ciudades importantes. La asociación se organizó en cooperación con unos cincuenta abogados y de varios centenares de médicos motivados por el Dr. Heiko Schoening y la red «ACU2020», que exige independencia de las comunidades médicas y científicas, de los medios de comunicación autónomos y de las personas influyentes en las redes sociales. Procedentes de todos los medios sociales y políticos, su objetivo común es dar una respuesta firme, razonada, pero también resueltamente pacífica y democrática, utilizando todos los medios legítimos de la ley en los asuntos en los que se sienten amenazados.
Una multitud inmensa
Tan pronto como se anunció la prohibición de la manifestación en Berlín, los medios de comunicación intentaron disuadir al público de llegar a la capital. Muchos autobuses desde el extranjero cancelaron sus viajes. Pero el anuncio de la llegada de Kennedy reforzó enormemente la voluntad del público alemán de unirse a un evento que prometía ser histórico. Los manifestantes llegaron temprano y más de 3.000 policías fueron desplegados en la ciudad. Llevaron a cabo numerosos bloqueos de carreteras y retrasaron docenas de autobuses que llegaban a la ciudad, para evitar que las diversas procesiones de gente se unieran a la protesta. En varias calles, los manifestantes fueron rodeados y detenidos por la policía, durante horas, sin que se les permitiera moverse.
Afortunadamente, las cosas se mantuvieron pacíficas y muchos asistentes, incluidos algunos seguidores de Ghandi, comenzaron a cantar «Liebe Polizei macht die strasse frei» o «Queridos policías dejen libre la calle», y algunos comenzaron a meditar mientras aceptaban pacientemente la situación.
La multitud en la ancha avenida de ‘Unter den Linden’… y mucho más allá…
¿Cuánta gente había realmente allí? Según la prensa oficial, 38.000. Pero todos los que estuvieron en Berlín ese día saben que cientos de miles de personas inundaron la capital para participar en el evento. Como la policía impidió que algunas de las procesiones se unieran a la multitud en torno a la Columna de la Victoria, los participantes no podían ser contados como una única y compacta masa de gente. Pero la multitud se fue remansando alrededor de cuarenta estrados y pantallas de retransmisión, así como en docenas de callejones y calles cercanas, lo que sugiere que ciertamente había más de un millón de personas en Berlín, ese día.
Robert F. Kennedy, Jr. el nuevo «berlinés”
¿Podría encontrarse un símbolo más fuerte que la presencia de Robert F. Kennedy, para defender las libertades fundamentales ante un nuevo proyecto totalitario? En junio de 1963, dos años después de la construcción del muro de Berlín, el tío de R. F. Kennedy, el presidente John F. Kennedy, había venido a reafirmar el apoyo estadounidense en respuesta a la amenaza comunista. En su memorable discurso, dijo: «Hay muchas personas en el mundo que no entienden o afirman no entender cuál es la gran diferencia entre el mundo libre y el mundo comunista. ¡Que vengan a Berlín!» El presidente concluyó su discurso con estas palabras: «Todos los hombres libres, dondequiera que vivan, son ciudadanos de Berlín y, por lo tanto, como hombre libre, estoy orgulloso de pronunciar estas palabras ‘Ich bin ein Berliner» (yo soy un berlinés).
Décadas más tarde, casi podríamos haber repetido el mismo discurso. Aunque Robert F. Kennedy, Jr. no usó el término «comunismo», lo que condenó fue una sociedad autoritaria, totalitaria y orwelliana. Protestó contra la corrupción, la censura, la opresión, la colusión y la privación de libertad, y no se anduvo con rodeos al describir el programa internacional conspirativo que se está poniendo en marcha, con ocasión de la pandemia, condenando la vacunación obligatoria, la instalación de la tecnología del 5G y la transición a una sociedad de vigilancia con moneda digital.
La multitud estaba entusiasmada y agradecida por este momento histórico. Para los que estaban en Berlín y para millones de usuarios del Internet en todo el mundo, Kennedy alertó y pronunció palabras de coraje y esperanza que millones de personas habían estado esperando escuchar.
Ataques de los medios de comunicación
Amor, paz, libertad. Los cientos de emblemas invisibles de los «extremistas».
¿Sueño o realidad? ¡Nada de esto ha aparecido en los medios de comunicación alemanes o internacionales! Uno está simplemente consternado ante el hecho de que los medios de comunicación y las autoridades oficiales se hayan atrevido a presentar una cifra tan ridícula como la de 38.000 personas presentes, mientras que había y hay millones de personas compartiendo imágenes que dan testimonio de la gigantesca escala de este encuentro. Más aún, cuando vemos que han tratado de hacer que una multitud pacífica de un millón de personas parezca «extremista» y «opositora a la democracia». El Daily Kos, un periódico web americano, es uno de los pocos que mencionó la presencia de Kennedy, diciendo que “El antivacunista Robert Kennedy, Jr. se unió a los neo-nazis en Berlín “, afirmando que se había unido a un evento organizado por organizaciones de extrema derecha y grupos antisemitas.
Kennedy reaccionó inmediatamente con una carta exigiendo la retractación del artículo y una disculpa pública por los daños sufridos. La carta nos recuerda que sólo hay que escuchar su discurso y mirar las imágenes de la multitud con los retratos de Ghandi, las banderas de la paz, el amor y la democracia, para saber que la protesta era todo lo contrario de cómo lo pretendía presentar la publicación.
Un asalto escenificado
Los funcionarios del gobierno y la mainstream media se deleitaron presentando los acontecimientos como un «incidente inaceptable», descrito como un asalto violento al Reichstag (Parlamento alemán). Sólo muestra a unas pocas docenas de activistas subiendo rápidamente las escaleras del edificio y agitando banderas, pero las imágenes no muestran ninguna forma de violencia. Observadores perspicaces han visto que este incidente había sido montado sólo para obtener imágenes «escandalosas» con el fin de condenar duramente a los manifestantes.
¿Qué ocurrió realmente? Algunos testigos dijeron que vieron equipos de periodistas salir directamente de las comisarías de policía, mientras que unos acólitos colocados en los tejados cercanos orquestaban la maniobra. Unos minutos antes, varios activistas soberanistas habían excitado a la multitud e instado al público a ocupar los escalones del parlamento gritando en megáfonos frases como: «¡Trump está aquí!», que „acababa de firmar un tratado de fin de la ocupación americana». «La policía se quitó los cascos y dejó de vigilar el parlamento.» «Sentémonos en los escalones del parlamento para celebrar y mostrarle a Trump que nuestro pueblo es finalmente libre.» Esta falsa noticia provocó entonces un breve movimiento de multitudes en las escaleras del Reichstag, que reflejaba una manifestación de alegría (injustificada), no un ataque de grupos neonazis.
Trump no estaba en Berlín ese día y el incidente fue pura invención. Para comprender el contexto de esta escena, que puede parecer surrealista, es necesario saber que Alemania sigue oficialmente bajo el control de los Aliados, y sobre todo de los americanos, y que muchos ciudadanos alemanes sienten que es hora de deshacerse de este régimen. Según ellos, la constitución alemana no sería legítima, ya que no es el resultado de la voluntad del pueblo, sino procede de una autoridad externa, la de los Aliados. Esta reflexión, no es sólo simbólica, ya que se enmarca en el contexto de una controversia jurídica entre Alemania y Europa sobre el papel de los bancos centrales y la independencia de las naciones en el marco institucional europeo.
Lamentablemente, esta reivindicación, que parece legítima para un movimiento ciudadano popular no partidista, también encuentra eco en los partidos de extrema derecha. Por lo tanto, es comprensible que los organizadores de estos eventos empiecen cada uno distinguiéndose claramente de cualquier movimiento político, de cualquier forma, de extremismo o de cualquier ideología racista. Por esto mismo, el gobierno y la alianza internacional del covid 19 que lo apoya, se empeñan en hacer que los movimientos ciudadanos se asimilen a los nazis.
La investigación de la puesta en escena del asalto al Reichstag
Lamentablemente, las imágenes son suficientes para montar un escenario que sirva a los intereses de la clase política y desvíe la atención del público del hecho de que un millón de personas vinieron a protestar contra las medidas liberticidas de la pandemia. Lo único que se reporta en todos los canales de televisión es que «la manifestación terminó en violencia y las fuerzas de seguridad tuvieron que intervenir para dispersar a los extremistas que asaltaron el Reichstag». Quién sabe, quizás esta enésima traición de los medios de comunicación pueda provocar el que por fin mucha gente abra los ojos a la realidad.
¿Protección o represión?
Aunque los organizadores se tomaron la molestia de agradecer públicamente a los servicios de policía, con los que habían preparado minuciosamente el plan de seguridad, gran parte del público se negó a aplaudirlos. Más tarde se supo que se produjeron numerosos incidentes de violencia policial contra hombres y mujeres pacíficos que no habían mostrado ninguna agresión o resistencia. Filmados por la multitud, más de una docena de vídeos muestran escenas similares en las que tres o cuatro robocops al estilo GIGN (élites policiales franceses de combate) arrastraban a la gente por el suelo y algunas personas también fueron hasta golpeadas. Estas imágenes, que también evocan la violencia policial contra los chalecos amarillos en Francia y en todo el mundo, fueron un shock para muchos ciudadanos alemanes y algunos policías. Cada vez más, incluso los militares y policías optan por expresar públicamente su desacuerdo con las políticas impuestas por las autoridades alemanas.
La historia ha dado a los berlineses la capacidad de distinguir la verdad de la propaganda y la libertad de la dictadura. Todas las personas que conocimos expresaron su sufrimiento por tener que cargar con el peso de la vergüenza del nazismo y del miedo al comunismo. Aceptar de nuevo medidas que matan la libertad, y la imposición de un régimen totalitario, cualquiera que sea la razón, simplemente no es concebible. Millones de alemanes quieren defender sus derechos y libertades pacíficamente y de acuerdo con las reglas democráticas. La manifestación de Berlín podría ser un momento clave, un momento de despertar de las conciencias en todo el mundo. Los berlineses lanzan un fuerte mensaje: Ha llegado el momento de demostrar que es posible superar el gobierno basado en el miedo, en el control y la discriminación, y que todos podemos avanzar juntos en un mundo libre y abierto, un mundo que sea, sobre todo, humano.